El sueño comienza antes de dormir. La canción suena y no para de recordar, cual extraño e imposible será esto: cada día, cada instante… tan cerca y a la vez tan lejos.
“He never ever saw it coming at all, He never ever saw it coming at all, He never ever saw it coming at all. Hey, open wide here comes original sin”. Dice Regina, debería haberle creído.
Es como si fuese una espectadora más de mi tortura diaria. Sentada ahí... oía cada palabra, que con el tiempo se fue transformando en suspiros insoportables.
No podía pensar en ir más allá... no tenías por qué desearlo.
Aún no entiendo ¿por qué tuviste que desearlo?!.
Tus insinuaciones construyen límites en mi cabeza. ¿Por qué no podías mantener esos límites?
Las vueltas en mi cama no calman el fervor.
Rasguña sábanas conmigo, una vez más.
Las vueltas en mi cama no calman el fervor.
Rasguña sábanas conmigo, una vez más.
Déjame abrir los ojos y encontrarte ahí.
Déjame que cuando vuelva a dormir, seas lo último que vea.
Quiero destruir cada parte de mí que aún te desea.
Quiero olvidar el día que de tus labios pronunciaste mi nombre, y te olvidaste de dónde venía.
Recorrer silencios contigo, hundirme en las paredes del secreto. Tan nuestro, sólo nuestro.
Quiero verte fumar, quiero observar como surcas el ambiente trastornado por el deseo.
Tan lejos, acércate un poco más.
No puedo seguir siendo la que esperabas y te esperaba.
Camino en círculos viciosos y me aferro a encuentros fortuitos.
Deseo el lejano y peligroso camino del placer sin límites: delineo con mis labios lo recorrido y destrozado con mis miradas.
Quiero entregarte y quiero sumergirme.
Perderme en tus manos… devorar el pequeño y estrecho núcleo de miradas que nos separan.
Siempre serás intocable.
Siempre querré ser tu única.
Siempre te veré desde lejos y querré ser tuya nuevamente.
Siempre soñaré despierta ante tus palabras, antes tus besos.
Siempre serás el vulnerable recuerdo de un sueño.
El instante fortuito de un insomne amor.